“QUIERO VOLVER A HACERLO
CON ESTEBAN”
Como
un eco, se repetían incesantes, quedé perplejo. Ella noto mi sorpresa y se me
acercó y me dio un ligero beso en los labios y me abrazó. “Si no estas de
acuerdo, no hay problema” me dijo, “me quedaré con las ganas”.
Habían
pasado tres semanas desde su aventura con Esteban, aunque obviamente seguían
viéndose en el trabajo.
Me
confesó que después de aquel día y del siguiente en el que lo masturbó, seguían
aprovechando cualquier oportunidad para cachondearse. Incluso, ya su romance
era conocido por sus compañeros y compañeras de oficina y que cuando se
desaparecían juntos, al regresar a sus lugares de trabajo, la mayoría tenía una
sonrisa entre picara y de complicidad, ya que incluso varios de sus compañeros
me conocían.
Me
comentó que no habían vuelto a tener relaciones, pero que los besos y los
manoseos, seguían a la orden del día.
Poco a
poco fui saliendo de mi estupor. La idea de que mi esposa volviera a coger con Esteban
había rondado mi cabeza por varios días, pero siempre me imaginé que sería yo
quien lo sugiriera y no que fuera ella la que lo pidiera.
Le
pregunté si ya lo habían planeado, como la vez pasada, me contestó que no, que
primero quería saber si yo estaba de acuerdo, que de hecho Esteban no sabía
nada, él por el momento se conformaba con los escarceos que tenían en la
oficina. Le pregunté “estas enamorándote de él” y ella me contestó “No,
simplemente fue algo nuevo y muy excitante para mí, tener una doble relación, estando
tú de acuerdo y sin problemas con ninguno de los dos, es algo que nunca me
imaginé me sucedería y ahora que lo experimenté, pues como que me ha gustado y
me quiero volver a tener sexo con él porque es parte de esa doble relación,
además de que lo hace muy rico”
Los
celos comenzaron a aparecer en mi mente, y con ellos una enorme erección. Me
acerqué, la besé con pasión, bajé el mallón que llevaba puesto y la volteé y
sin más, de una sola estocada fuerte y profunda penetré su vagina. Ella emitió
un pequeño quejido. Aunque la plática también la había excitado, no estaba
preparada para esa reacción y su vulva recibió el impacto de mi pene, sin
siquiera con apenas algo de lubricante. No me importó, seguí penetrándola con
fuerza y al poco rato, eyaculé dentro de ella. Saqué mi verga de su cuerpo y
metí un dedo, bombeándolo con fuerza. El semen que acababa de recibir comenzó a
brotar de ella y yo comencé a esparcirlo por toda su área genital, incluso sus
nalgas, como el macho que quiere marcar su territorio.
“En
serio quieres volver ir a coger con Esteban” le pregunté, y ella me dijo “Ya te
dije que sí, pero si tú no quieres que vaya, voy a terminar la relación con él,
pero ya no lo voy a volver a hacer con nadie”. Entonces le contesté. “No amor,
yo también quiero que vayas con él, las veces que quieras.”
Yo
solo había dictado mi sentencia. Me había condenado a ser un cornudo en toda la
extensión de la palabra.
Al día
siguiente, aprovechando el momento en que se veían para su cachondeo, mi esposa
le dijo a Esteban “Quiero volver a hacer el amor contigo”. El se le quedó
mirando un rato e inmediatamente la abrazó y comenzó a besarla. “¿En serio?, no
sabes que feliz me hace eso, la verdad yo estaba respetando el acuerdo de que
sería bajo tus condiciones, pero ya tengo muchas ganas de volver a sentirte
totalmente entregada”. Se siguieron besando y Esteban le preguntó que para
cuando y mi esposa le contestó “Cuando quieras, es mas si quieres, hoy mismo”
Esteban la miró sorprendido y nuevamente comenzó a besarla.
Con un
tono de sorpresa, Esteban le preguntó: “En serio mi amor, hoy se puede” y mi
esposa le contestó “Si, saliendo del trabajo, si quieres nos vamos, solo le
aviso a mi esposo que no venga por mi y que me espere en la casa y por favor,
no me digas mi amor.”
Esteban
frunció el ceño “Otra vez tu esposo va a estar enterado” dijo y mi esposa le
contestó “Si, ya te lo había dicho, amo a mi esposo y no lo voy a dejar y él siempre
va a estar enterado de lo que vamos a hacer”. Esteban no le quedó mas remedio
que estar de acuerdo.
Delante
de Esteban, mi esposa sacó su teléfono y me llamó, y de inmediato me dijo
“Hola, por favor hoy no vengas por mí, recoges a los niños de la escuela y te
vas para la casa. Yo voy a irme con Esteban saliendo del trabajo y llegaré ya
de noche, te amo un beso” yo solo le dije “Si mi amor, solo tengan cuidado y
disfrútalo mucho”.
Esteban
se comenzó a reír y dijo “¿En serio está de acuerdo?, ¿no se enoja ni nada?” y
mi esposa le dijo “Mi esposo es un hombre de mente muy abierta, me ha enseñado
muchas cosas, prácticamente esta fue una idea de el hace muchos años, aunque la
decisión la tome yo apenas, es muy bueno en la cama, pero le gusta que
experimentemos cosas nuevas y esto es parte de nuestro juego. No quiero que
pienses que me estoy enamorando ni mucho menos, eres parte de una fantasía, te
estoy invitando a ser partícipe de ella y tu sabes si le entras o no. Te
confieso que me gustó mucho lo que hicimos, pero eso no cambia nada, sigues
siendo el invitado de nuestra fantasía, como ves”
Esteban
se quedó serio, y le dijo “Yo también te había dicho que no quería algo formal,
en realidad tenía muchas ganas de coger contigo porque estas muy buena, si te
quiero, pero como amigos, y si me das la oportunidad, pues podemos ser amigos
con derechos”. Mi esposa se rio y fue ella quien acerco sus labios nuevamente a
Esteban y le dijo “El único derecho que vas a tener, es el de coger conmigo
cuando yo quiera” Ambos siguieron besándose durante un rato y después se
dirigieron a sus respectivos lugares de trabajo.
Al llegar
la hora de la salida, Esteban le sugirió a mi esposa, que fueran a comer algo,
ella aceptó y comieron algo ligero. De ahí se fueron a un hotel. Al llegar mi
esposa me mandó un mensaje de texto diciendo: “Ya estoy en el hotel con
Esteban, te aviso cuando terminemos”
En
cuanto llegaron, comenzaron a besarse. Mi esposa se separó de Esteban quien se
sentó en la cama. Ella comenzó a desnudarse, lentamente se quitó el mallón y la
blusa, quedando solo en brasiere y una pequeña panty. Esteban se acercó y mientras
la besaba comenzó a quitarle el brasiere.
Besó sus senos y mordisqueo sus
pezones, paso su lengua por sus aureolas y subía para besar su cuello. Se puso
de rodillas y puso sus manos en las caderas de mi esposa, con mucha lentitud
fue quitando la panty mientras acercaba su cara.
Cuando
las pantys iban a la altura de las rodillas, Esteban la soltó y puso sus manos
en las nalgas de mi mujer, estrujándolas y acercando su cara hacia el sexo
descubierto de mi mujer. Pasó sus labios por el recortado vello y comenzó a
aspirar el aroma de hembra que emanaba de mi esposa. Abrió lo mas que pudo su
boca y la llenó con el sexo de mi esposa.
Comenzó
a succionar tratando de abarcar lo mas posible y su lengua comenzó a jugar con
los labios vaginales y el vello que los rodeaba. Fue cerrando la boca de tal
manera que sus labios se amoldaron a los labios genitales de ella, y comenzó a
besarlos pasando su lengua por los bordes de la jugosa cueva que se abría ante
ellos. Como aleteo de mariposa, la lengua de Esteban llegó al clítoris de mi
esposa, ella puso sus manos sobre su cabeza y la apretaba contra su propio
cuerpo, ella alzaba la mirada hacia el techo de cuarto y cerraba los ojos,
lanzando hondos suspiros.
Después
de un rato, Esteban se levantó y empujo muy suavemente a mi esposa hacia la
cama, ella se dejo caer de espaldas, mientras Esteban se desnudaba rápidamente.
La verga de Esteban se mostro totalmente erecta, fuerte, grande y orgullosa, El
se dejo caer sobre mi esposa, presionando su cuerpo, sintiendo la calidez que
de ella emanaba. Mi esposa aspiró la fragancia que emanaba de Esteban, era
diferente a la de la primera vez, pero era una aroma muy excitante, ella abrió
las piernas para que él se acomodara entre ellas, mientras se besaban
cálidamente. Esteban tomó su verga y la acomodó sobre el pubis de mi esposa y
comenzó a friccionarla, sin penetrarla. El roce del pene entre los labios
vaginales de mi esposa le provocaron grandes suspiros y el mismo movimiento
hizo que también rozara su clítoris. Mi esposa disfrutaba de las caricias que
le provocaba el pene de Esteban mientras se prodigaban grandes y profundos
besos, en los que la lengua de Esteban, la misma que momentos antes había
estado en su vagina, ahora hurgaba dentro de la boca de mi esposa. Ella correspondía
a cada beso pasando su lengua por los labios de Esteban e introduciéndola
también en su boca.
Con un
solo movimiento de cadera, el pene de Esteban se introdujo en la vagina de mi
esposa. Ella emitió un gemido algo fuerte ante la sensación de invasión que
tuvo. Su vagina reaccionó ante el embate contrayéndose y atrapando dentro de si
al pene invasor. Esteban continuo con su movimiento de cadera, metiendo y
sacando su pene del cuerpo de mi esposa quien, en cada contracción de su
vagina, hacia esfuerzos para retenerlo. Esteban besaba los labios, la cara y
los pechos de mi mujer, mientras su verga entraba y salía de l cada vez mas
húmeda vagina de mi esposa.
Los
gemidos de mi esposa, pronto se convirtieron en pequeños gritos que daba ante
cada embestida del hombre al que ahora pertenecía. Irremediablemente, mi esposa
tuvo su primer orgasmo. Su cuerpo comenzó a temblar y sus gritos fueron mas
audibles. Esteban arreció sus embestidas, cada vez más rápidas. Mi esposa lo
abrazaba con brazos y piernas lanzando su pelvis hacia el frente, tratando de
que las penetraciones fueran cada vez mas profundas. La fuerza y rapidez de las
penetraciones lograron que mi esposa tuviera un orgasmo más, apretando contra
si, el cuerpo del hombre que yacía encima de ella.
Finalmente,
Esteban eyaculó dentro de ella. Su corrida fue larga y copiosa, ante cada
eyaculación, el cuerpo de Esteban se convulsionaba, ocasionado que su verga
llegara mas hondo dentro de mi esposa. Cuando terminó de eyacular, nuevamente
beso a mi esposa y finalmente se dejó caer a un lado de ella, con os ojos
cerrados y jadeando ante el esfuerzo realizado.
Mi
esposa se quedó viendo al cielo, disfrutando lo que acababa de sentir. Su mano
bajo a su vagina y comenzó a acariciarse, sintió como el semen de Esteban
brotaba de su vagina y comenzó a embarrarlo alrededor de todo su pubis e
incluso en su vientre.
Ella
volteo a ver a Esteban, ambos se sonrieron y nuevamente se besaron. Mientras lo
hacían, mi esposa tomó en sus manos la húmeda verga de Esteban, comenzando a
acariciarla y a limpiarla de los restos del semen que acababa de arrojar.
Los
besos y las caricias surtieron el efecto deseado y Esteban volvió a tener una
erección. Al sentir la dureza de la verga de Esteban, mi esposa se puso de
rodillas y dándole la espalda a Esteban, le ofreció el hermoso espectáculo de su
culo ofreciéndose.
El ano
de mi mujer había quedado expuesto ante Esteban, él se acercó lo acarició, y
con su propio pene, recogió parte del semen que brotaba de la vagina de mi
esposa, tomo las caderas de mi esposa y de una fuerte estocada clavo su verga en el
ano que se le ofrecía.
Mi esposa al sentir la gruesa verga de Esteban dentro de
ella comenzó a menear sus caderas en un movimiento hacia atrás y adelante
logrando que el pene de Esteban tocara lo mas hondo de su recto.
Los
movimientos de ambos se hicieron cada vez mas rápidos y la verga de Esteban
llegaba cada vez más profundo, y así Esteban derramo su semen dentro del culo
de mi esposa quien contraía su ano aprisionando la verga de su amante quien
descargaba su pasión en ella con cada embestida
Tuvieron dos sesiones más de sexo anal. Mi esposa siempre
había tenido un gusto por el, pero a raíz de que cogió con Esteban, el gusto
por sentir una verga en su culo, se hizo mas intenso, sobre todo si es el pene
de Esteban.
Al terminar Esteban la fue a dejar directamente a la casa.
El no se bajó del taxi, pero se despidieron con gran beso
Pasaba de la media noche cuando mi esposa llego a casa.
Los niños dormían, y yo esperaba en la cama. Ella se dirigió a la recamara en
la que yo la esperaba con una gran erección de sólo imaginarme lo que había
sucedido. Se detuvo en la puerta para observarme, yo posé su mirada sobre de
ella y ambos estuvimos mirándonos por algunos segundos. “Como te fue”,
pregunté; “Bien, contestó” ella mientras se quitaba la ropa y quedaba con su
brasier y panty; “¿Solo bien? ¿Ahora no fue tan rico?” volví a preguntar y su
respuesta fue abalanzarse sobre mí y darme dio un beso muy largo.
Toda ella olía a sexo, mis manos hurgaron en su ano y
vagina y obviamente había restos del semen que unos momentos antes, había
depositado en ella su compañero de trabajo.
“Fue fabuloso” respondió; “solo que no sé cómo
decírtelo”; “decirme que” le pregunté “¿Qué lo volverás a hacer” ella
simplemente movió la cabeza asintiendo mientras se acomodaba montada sobre mi e
introduciendo mi erecta verga en su vagina mientras me daba besaba
frenéticamente? “Se la mamaste” le pregunte con una creciente morbosidad, ella
se enderezó y comenzó a balancearse sobre mi muy rápido respondiendo con un
movimiento de su cabeza negándolo. El semen que aún tenía en su vagina comenzó
a salir volviéndose una espuma espesa por la fricción y mientras me cabalgaba
me dijo: “Todo esto es muy emocionante, quiero seguir haciéndolo”. Sus palabras
elevaron mi excitación, comencé a mover la pelvis tratando de alcanzar todos
los rincones que el propio Esteban había tocado momentos antes. Ambos llegamos
al orgasmo al mismo tiempo, mi semen comenzó a inundarla al mismo tiempo que su
corrida comenzaba a emanar de su cuerpo mezclándose ambos fluidos con el semen
de Esteban que rodeaba toda el área genital de mi esposa.
“¿Entonces lo vas a seguir viendo?” pregunté y ella
riendo emocionada me contestó “Si, quiero tenerlos a los dos, esto es padrísimo”
Mi esposa había decidido tener un amante y yo…yo
simplemente estaba de acuerdo.
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